sábado, 22 de noviembre de 2008

Un Difícil Camino


Cuántas veces me dije a mi mismo: - “Sí. Voy a dejarlo. Terminaré con ésto de una vez por todas y no volveré a caer un su trampa”. Si yo mismo supiera lo que significaban esas palabras... "Dejar". ¿Era realmente lo que quería? ¿O acaso no tenía salida porque ya estaba sumido en ésto?.
Siempre dije que lo podía controlar. ¡Ja, ja, ja! Qué frase más cliché, ¿No? Sea como sea es la verdad. Recuerdo aún esa primera vez que probé lo que sería mi acompañante por el resto de mis días.
Nunca reconocí abiertamente que necesitaba ayuda. Es más, siempre oculté lo que me pasaba y creía que era normal. No te das cuenta y es tan cierto lo que dicen... Al final terminas haciendo cosas tan, pero tan extremas por conseguir un poco... La verdad es que yo ya estoy muerto... muerto en vida, quizás, pero aún así estoy muerto. No tengo nada ni nadie. Lo perdí todo por culpa de él. Que divertido me suena hablar así. ¿Él? ¿Ya era tan parte de mi que lo trataba así? Que extraño que una cosa como esa pueda ser el causante de la destrucción de tantas vidas en este mundo y sobre todo en el mío.
Todo comenzó cuando tenía 15 años. A esa edad mi padre ya me había regalado un auto y una moto. Para mi era todo un sueño y realmente me sentía el ser más feliz del mundo con mis nuevos regalitos. Mi padre siempre fue un hombre de dinero y a mí y a mis dos hermanos menores nunca nos faltó nada. Cuando entras en el mundo de la riqueza y los lujos, nunca más quieres salir. Niños de tu edad muren todos los días por culpa de sus padres. Esos padres que satisfacen todas las pataletas y que lo arreglan todo metiéndose la mano al bolsillo. Esos padres que no saben lo que significa verdaderamente la palabra cariño ni preocupación.
Desde esa edad que manejo y simplemente por el hecho de sentirme superior al resto. A los 15 años crees que el mundo es tuyo y que nadie puede detenerte, pero había algo mucho mayor que haría que todo para mi se derrumbara. Como contaba anteriormente, mi padre me lo dio todo y a los 15 años ya había perdido mi virginidad con prostitutas y además, bebía alcohol en demasía. Hoy en día maldigo la primera vez que bebí de ese vaso. Me lo digo muchas veces al día: "No debí haber hecho eso". ¿Y de qué me sirve arrepentirme ahora? Es tan estúpido lo que digo y me repito. La verdad es que ya no importa.
A los 15 años lo tenía todo. Mujeres, dinero, alcohol. Crees que lo puedes controlar, pero todo acaba controlándote a ti mismo y no te das cuenta cuando estás robándole a tus propios padres para poder beber aunque sea una gotita de alcohol.
Mis padres nunca sospecharon nada. Yo solo salía y no volvía hasta el otro día. Mi padre trabajaba y viajaba mucho y siempre lo hacía con mi madre, así que nos quedábamos solos con mis hermanos. La casa era muy segura y nada podía ocurrir. En las noches salía en mi auto o mi moto y volvía tan ebrio que a penas podía tocar el timbre. No sé como nunca me maté en el vehículo, supongo que tuve demasiada suerte. Croe que la vida me dio muchas oportunidades pero nunca logré aprovecharlas.
Sé que debí haberle dicho todo a mis padres, pero además de tener miedo, me daba mucha vergüenza. No quería que lo supieran y trataba por todos los medios de que no se dieran cuenta. Le sacaba maquillaje a mi mamá para poder ocultar las ojeras y la palidez de la borrachera de la noche anterior. Las cosas cada vez estaban más mal conmigo y mis padres nada sospechaban, ya que era muy poco lo que ellos pasaban en casa.

Cuando cumplí los 17 años salí con mis amigos, que eran de dinero y también muy buenos para vida nocturna. Creo que ese momento jamás lo olvidaré. Eran las 2 de la mañana y conducía casi a 100 km/h en las calles de mi natal Concepción. La verdad es que esa noche estaba tan ciego de vino, que apenas veía las calles. Me iba para mi casa ya después de una noche de mucho alcohol y prostitutas. Bajé la cabeza y sentí un golpe bastante fuerte. Creo que fue ese golpe el que me despertó un poco de mi borrachera. Me bajé del auto y vi que le había pegado muy duro a un radio taxi. Afortunadamente para mí ya no manejaba a una velocidad tan alta y fue por eso que no me maté en el acto, pero eso no pudo salvar a una mujer que se bajaba de ese auto con su pequeño hijo. El niño me miraba y me decía que la ayudara, que le llevara a la clínica, pero no se me ocurrió nada más que correr al auto y tomar rumbo a casa. Al llegar allá, no podía pensar en otra cosa, así qué tomé el teléfono y llamé a la ambulancia para que fuera a recoger a los accidentados. Nunca supe qué pasó con ellos, pero cada día me lo pregunto y las dudas me asaltan de tal modo, que se me llega a desgarrar el pecho.
Puedes hacer muchas cosas con alcohol en la sangre, pero sin él te sientes muy débil y cobarde. Me pasó tantas veces que de repente estaba conciente y contento y al otro segundo despertaba en la mañana sin recordar nada. Quizás cuántas cosas habían pasado y no sabía nada de nada. ¿Cuántas mujeres han despertado así sin saber que fueron asaltadas y violadas la noche anterior? Cuando lo pienso simplemente no puedo entender que exista gente que se atreva a hacer eso... pero yo atropellé a una persona y fui tan cobarde que ni siquiera fui capaz de dar la cara y entonces… ¿Qué mierda hago yo criticando a esa gente?.
Ya más grande y mucho más adicto las cosas se acrecentaron. Todo para mi giraba en torno a conseguir alcohol para mantenerme despierto y vivo.
Cuando tenía 28 años, había egresado de la universidad. Con dificultad pero saqué la carrera de Derecho adelante y logré conseguir trabajo. Por supuesto en éste nadie conocía de mi adicción. Días antes de comenzar a trabajar me enteré que dos de mis amigos de la infancia habían muerto en un accidente automovilístico. Fui a los funerales y los padres estaban tan destrozados que no sabían qué hacer, si llorar o callar simplemente.
Aún viendo que uno a uno mis amigos iban cayendo de a poco, no lograba tomar conciencia de lo que hacía y cada vez que llegaba a casa del trabajo me ponía a tomar más y más. No fueron pocas las veces que llegué atrasado, pero yo no podía creer como nadie se daba cuenta de mi adicción. Muchas veces desee que alguien del trabajo llegara y me dijera: Compadre, qué te pasa… te veo apagado… ¿Hay algún problema? Pero nunca nadie lo hizo, quizás me consideraban un tipo raro.
Llegó el momento del que no podía escapar. Me echaron del trabajo y aunque ustedes no lo crean, ni me importó. Y cuando empezó a importarme, fue cuando llegó el momento de comprar trago. No podía ni siquiera dormir. Una mañana salí a buscar trabajo nuevamente y no fue tan difícil conseguirlo. Yo no me interesaba trabajar de abogado o de basurero, con tal que el sueldo me alcanzara para conseguir alcohol, bastaba y sobraba. Entré a trabajar de mesero en un restaurante. A veces quedaba de nochero por voluntad propia y solo para satisfacer mi vicio. Cuando escribo esto me pregunto y muevo la cabeza diciendo, ¡Cómo pude llegar a eso! No lo sé, qué quieren que les diga.

Fue muy complicada esa etapa de mi vida. Pero no por lo que sufría por mi adicción, sino por lo que sufría cuando no tenía como comprar, pues ya me habían corrido del restaurante casi a patadas al descubrir que en la noche me acababa casi todas las botellas de la barra. Ya en mi casa pensaba que sería muy complicado trabajar de nuevo. Ahí fue cuando recordé a mi familia, a mi madre y a mi padre y a mis hermanos. ¿Por qué no le pedía ayuda a ellos? ¿Sería mucho? Pensé que me recibirían con cariño y compasión, así que llamé a mi hermano menor, pero cada vez que el teléfono sonaba lo colgaba. Tenía miedo de su reacción y al final no me atreví a hacerlo.
Pasaron varias semanas y se me había acabado el dinero que había ahorrado. Mis ganas de beber eran más incontenibles que nunca. En ese mismo momento comenzó el principio de mi fin. Ya que no tenía dinero para comprar nada, comencé a idear estrategias para beber. La más clásica de todas era la de conseguir una colonia. Sí, una colonia, de las mismas que te hechas en la cara y cuello para oler bien. Tomaba el líquido y lo mezclaba con cualquier bebida gaseosa. Una Fanta o una Coca Cola servían perfectamente. Ni se notaba la diferencia, pero cada vez me consumía más y más y mi salud y mi resistencia no eran las mismas de antes. ¿Cómo conseguía esas colonias si ya no tenía trabajo? Ja, ja, ja. No era tan complicado entrar a una farmacia y burlar a los guardias para sacar cualquier marca de colonia y robar una bebida de mediano tamaño.
Al fin y al cabo me decidí a llamar a mi hermano mayo, pero no para pedirle dinero, sino para pedirle ayuda. Quería curarme y dejar de matarme. Si me moría que fuera por culpa de otro, no quería matarme yo mismo poco a poco, aunque ya gran parte de mi estaba muerta.
- ¿Aló?
- Hola, ¿Francisco?
- No, soy su hijo. Al tiro se lo paso.
Francisco demoró mucho en contestar y me puse muy nervioso. En todo ese tiempo pude haber pensado en qué le iba a decir, pero mi mente estaba en blanco.
- ¿Sí, quién habla?
- Soy yo. Juan Carlos
- ¿Juan Carlos? ¿Mi hermano mayor?
- Sí, Francisco.
Un silencio sepulcral cubrió la conversación. Ni él ni yo sabíamos que decir.
- Han pasado los años
- Así es. No he oído nada de ti aparte de que… bueno tú sabes lo que se dice.
- Los he extrañado muchísimo.
- No puedo decir lo mismo… tú nunca fuiste nada ni para Felipe ni para mi. Nunca fuiste un buen hermano.
- Lo sé, y no vale nada si te digo que lo siento. Pero necesito hablar contigo de algo muy importante.
- Ya sabía que alguna vez ibas a pedirme plata…
- No es eso… o bueno sí es algo así
- Mira Juan, yo no trabajo para mantener tus vicios, ¿Me escuchaste?
- No es para eso. Quiero rehabilitarme, pero sería imposible sin la ayuda de todos ustedes.
- ¿Rehabilitarte?
- Sí.
- Ja, ja, ja. Lo has tratado antes, estoy seguro.

-
- Jamás lo he hecho. De verdad quiero esto.
- ¿Qué ganarás con esto? ¡Nadie contrata a un adicto!
- ¿No recuerdas que tengo título de derecho?
- La verdad es que no lo recordaba.
- Por favor. Nunca les he pedido nada y me las he ganado yo solo. Necesito esto. De verdad que sí.
- No confío en ti. Eres un desconocido para todos nosotros.
- No te pido que me respondas ahora. Piénsalo. Dentro de una semana te volveré a llamar.
- ¿Qué ganas con esto?
- Volver a ser algo. Alguien útil. Alguien que valga la pena que esté viviendo. No quiero ser una carga ni para la sociedad ni para mi familia y quiero salir de esto. Ayúdame a cambiar.
- No es necesario que lo piense. Eres mi hermano y te mereces una oportunidad. Ven a mi casa hoy, vivirás aquí por un tiempo hasta que encontremos una clínica buena donde insertarte.
Al decirme eso las lágrimas brotaron de mis ojos y no podía creer que todo hubiese sido tan simple. No podía creer la voluntad de mi hermano. Y yo acá emborrachándome cada día y cada noche
- Te prometo que no te defraudaré
- Eso espero.
- Gracias, Francisco. Y aunque no lo creas, ustedes siempre han estado en mis pensamientos. Que estés bien. Iré mañana mismo a tu casa.
- Te esperaremos.
- Muchas gracias. Adiós.
- Chao, hermano.


La verdad es que nunca había sido tan feliz. En ese momento yo me sentía ya curado así que salí a caminar y llegué a una Iglesia y entré. Nunca había sido apegado a Dios, pero ese día algo pasó que me sentí llamado a entrar y recé. Recé por mis hermanos, sus familias y por mis padres. En ese momento lloré y le agradecí a Dios la voluntad de mi hermano. ME creía salvado pero la verdad es que no sabía todas las dificultades que me esperaban y todos los obstáculos que debía sortear. Esto recién estaba comenzando.

domingo, 16 de noviembre de 2008

¡MEGA EVENTO CON FECHAS CONFIRMADAS!





Una mega banda se ha formado para girar por Latinoamérica durante enero, y Chile tiene cuatro fechas confirmadas. Se trata de:

- Ripper Owens - Voces (ex Judas Priest, ex Iced Earth y actual Yngwie Malmsteen)
- Dave Ellefson - Bajo (ex Megadeth, F5)
- Andreas Kisser - Guitarra (Sepultura)
- Jimmy Degrasso - Batería (ex Megadeth, ex Suicidal Tendencies)

Tocarán los grandes clásicos de bandas como:
Megadeth, Judas Priest, Sepultura y joyas de pioneros del Hard Rock/ Metal como AC/DC, Black Sabbath, Deep Purple, Metallica, Venom, Iron Maiden y ¡más!

Sin duda un evento imperdible para todos los amantes del mejor sonido de todos los tiempos. Las fechas son:

22 enero - Santiago
23 enero - Valparaíso
24 enero - Concepción
25 enero - Puerto Montt

Las entradas estarán a la venta la próxima semana a través del sistema Ticketmaster.
$13.000 la preventa.

¡NO FALTES, SOLO PODRAN ENTRAR LOS PRIMEROS MIL CON ENTRADA COMPRADA!

sábado, 6 de septiembre de 2008

Mi Humilde Último Adiós

Hoy sábado 7 de Septiembre entro al PC a las 20:10 y logro entrar a escribir la entrada a las 20:15 . El motivo d estar escribiendo esto es el haber leído un artículo en la revista "Sábado" de el diario "El Mercurio" acerca de la horrible tragedia en la que fallecieron 9 niñas de 2° Medio del Colegio Cumbres de Santiago.

La verdad es que esto lo supe el día en que ocurrió, pero no pude manifestarme a través de mi Blog porque no se me había ocurrido. Les soy muy honesto.
Venía en mi camioneta entrando al centro residencial donde vivo y mi papá, quien manejaba, venía escuchando la radio "El Conquistador". Cerca de las 18:40 del viernes recién pasado anuncian en la radio esta noticia más que una opinión que como una información. El tipo dice: - "Fuera de todo el humor de este programa, no podemos dejar de unirnos al momento de dolor que viven los familiares de las niñas del colegio cumbres". Le pregunté a mi papá que a qué se refería Tomás Cox cuando decía eso y él me contó la trágica noticia. ¿Quieren que les diga la verdad? Me llegó tan hondo que fue como si yo mismo hubiese perdido a alguien importante. No podía creer que 9 niñas como yo y como ustedes que tenían prácticamente mi misma edad estuvieran muertas por un accidente en un viaje de estudios del colegio. Para mi la noticia fue simplemente devastadora. No me pregunten por qué, porque no lo sé. Solo así fue.

Esa misma tarde y noche no podía dejar de pensar en el asunto. Le conté a mi polola y ella me dijo que también lo sabía y también le llegó muy profundo. Creo que este desgraciado incidente no dejó indiferente a nadie en nuestro país. Cuando pensaba me decía: - "pobres de sus compañeras, sus familias y ellas mismas. Cómo pudo pasar algo así...". Mi polola me dijo: - "Es que me lo imagino y es como... ¡Mis compañeras! ¡No!". Y eso es solo para que vean que a todos, absolutamente todos nos llegó a lo más profundo.

Es tan triste ver algo así. Y más aún en gente que se parece en cierto sentido a ti. Una persona que tiene toda la vida por delante y que un momento la ve acabada. Ya no puede más. ¿Cómo será eso para un familiar? ¿El saber que tu propio hijo ya nunca más reirá en casa o cuando estés desvelado en la noche y rondes por la casa nunca más lo verás dormir tan plácidamente? ¿Cómo será para esa gente o para ti mismo sentarte a almorzar y ver que hay un puesto vacío en donde tu hija, tu niñita se sentaba antes de terminar así?

Piénsalo por un momento... Hazlo... ¿Lo hiciste? Si no lo has hecho te digo que lo hagas ahora... ¿Ya? Es fuerte, ¿Verdad?. Sí, amigo. Lo es. Tanto para ti como para mi. Pero imagínate como es para la gente que las conoció. Ahora mismo pienso en eso y solo puedo mover la cabeza. Ganas de derramar una lágrima no me han faltado y créeme, he estado a punto de hacerlo.
El Miércoles pasado un amigo vino a mi casa y tocamos el tema en el auto camino hacia acá. LE pregunté que cuál fue la reacción de su madre y me dijo: - "Se puso a llorar y me dijo que cuando nosotros fuéramos a la gira de estudio iba a estar muerta de miedo". ¡Dime tú si no tiene razón! ¡Claro que la tiene! Yo conozco a su madre y no siempre se deja impactar y si algo la hace llorar es porque realmente le tocó hondo en su corazón tal como a todos nosotros. Yo no soy el indicado para decir esto, pero si esta noticia te deja indiferente es que eres una persona con el corazón muy duro.

Va a ser muy difícil que alguien del Colegio Cumbres pueda encontrarse algún día con mi blog, pero quiero que toda esa gente sepa que aquí en mi ciudad mucha gente rezó por ustedes. En la oración de la mañana en mi colegio se rezó por estas niñas y cuando fui a misa el domingo también lo hice yo, siendo que no soy católico y voy a misa obligado. Lo hice porque me nació del corazón.

Quiero decirles también a las familias de las niñas: Bernardita Barros Vial, Elisa Contreras Searle, María de los Ángeles Costa Arteaga, Trinidad de la Carrera Bezanilla, Magdalena Echeverría Larraín, Valentina Errázuriz Gandolini, Eloísa Garreaud Sutil, Magdalena Rodríguez Hermosilla y Bernardita Valenzuela Prado, que sus hijas, estén donde estén, se encuentran mejorq eu en este mundo. Es difícil aceptarlo, pero yo creo que la muerte te lleva a un lugar mejor, un lugar donde el mal no existe y es precisamente en ese lugar en el que sus niñitas se encuentran. Todas las fuerzas del mundo y todo el cariño desde aquí. Desde mi propia casa y desde mí mismo, porque soy yo quién escribo esto y soy yo quién les desea la mejor de las suertes y lo mejor del mundo para ustedes y todas las personas que las amaban.

Atte.

I. N. G.

domingo, 17 de agosto de 2008

"Logrando Comprender"

"Logrando Comprender"





Los almuerzos en mi casa siempre han sido familiares. Sobre todo los domingos, en donde los 5 comemos y comentamos lo que ha sido nuestra semana. Ese almuerzo fue, en particular, muy tenso e incómodo. Nos habían interrumpido en nuestro ensayo y mis hermanos estaban de buen humor esa mañana, lamentablemente lo mío no era igual. Odiaba que me hablaran cuando estaba ensayando. También odiaba que mi padre llegase y nos dijera que "Dejásemos de meter ruido". No era ruido lo que hacíamos. Se llama música. Buena música. Hay muchos estilos de música y cada cual tiene su gracia. Mi padre nos dijo en la mesa:

- De ahora en adelante van a tocar a las horas que nosotros les digamos. No quiero que sigan metiendo más ruido a horas que quiero silencio.

Mi hermano mayor dijo:

- Lo siento papá, pero estábamos tocando. Y nos entretiene. ¿Por qué nos vas a quitar algo que nos gusta hacer?
- Sí papá. Nada que ver que digas eso. Si te molesta que toquemos, ¿Para qué nos compraste los instrumentos? - Dijo Andrés, mi hermano menor.
- No es que no me guste que toquen - Dijo papá - Es esa música que tocan. Si son puros tarros. No entiendo qué le ven.

Me dieron ganas de hacerlo callar. El Rock es la música más grande del mundo y la que abarca más estilos distintos. Odio que se metan con mis gustos musicales. Le dije a mi papá:

- Te aguantas, no más. Mala suerte. Esto es lo que nos gusta hacer. Espero que vayas a vernos a la tocata de la próxima semana por lo menos.
- Momentito, cabrito. No me levantes la voz. - dijo mi papá, con bastante molestia - Yo les compré instrumentos para que toquen en casa, no en tocatas. Ese es el primer camino a las drogas, el alcohol y además a las prostitutas.
- Ya te pusiste cuático, viejo. - Dijo inmediatamente Fernando, con un tono de risa en sus palabras - Si nosotros no vamos a caer en eso. Solo vamos a disfrutar de la música. Es para la gente, no para nosotros.
- Eso dicen todos, hijo. Pero hasta que no tienen una línea de coca en frente es fácil hablar.
- Papá, en las tocatas no se mueve droga. Yo nunca lo he visto y ya he ido a muchas. - Fernando se notaba más serio. - Tú nos has educado bien como para no caer en esas cosas.
- Hijo no es eso. Son las tentaciones las que matan a la persona.
- Yo sé papá, pero de verdad estate tranquilo.
- Aunque me digas eso, Fernando, no les voy a dar permiso para tocar allí. No me importa cuánto lo hayan esperado. No van a ir.
- ¡Pero, papá! ¿Qué te pasa? De verdad que no va a pasar nada.
- No insistas, Andrés, porque no van a ir.

Mi padre siempre había sido así. Muy conservador para sus cosas y yo ya veía venir esta negativa de parte suya. Es por eso que ni siquiera me metí en la conversación. Ya lo intuía. Debíamos idear un plan para poder ir a tocar. Terminamos de comer, nos levantamos de la mesa y fuimos a la pieza donde teníamos los instrumentos.
Fernando tenía 19 años. Entraba a la Universidad al terminar verano y ya no tendría tiempo para nosotros al estar allí, pues los estudios serían arduos durante ese primer año de derecho. Él alzó la voz y nos dijo:

- Hay que convencer al papá. Déjenme hablar con él, yo voy a tratar de convencerlo de que vaya a vernos para que sepa que no es tan así la cosa. - Mi hermano se tenía fe, pero yo le dije:
- Feña, hay cosas que el viejo no tranza. Ni cagando nos va a dejar. Hay que idear un plan no más para ir sin que sepa.
- No quiero engañarlo. Igual voy a hablar con él.
- Puta que eris porfiado. - Yo sabía y tenía claro que mi viejo no iba a querer ir, pero tenía un mejor plan que luego se los explicaría. Solo me limité a decir:
- Ensayemos mejor cabros. Tenemos que tocar sí o sí. - Y comenzamos.

El día de la tocata haríamos un tributo. Era un mega evento en uno de los centros más emblemáticos de Concepción. Queríamos que todo saliera bien. Éramos solo tres los que nos distribuíamos las tareas. Fernando tocaba la batería. era el más grande y se cansaba mucho más lento, además los temas eran bastante complicados.
Aún a sus cortos 13 años mi hermano Andrés era un as del bajo. Tocaba temas a ojos cerrados y lo que haríamos le sentaría muy bien. Yo comencé a tocar guitarra a los 10 años y en estos 7 que llevo tocándola cada día descubro cosas nuevas en ella. Un pequeño efecto puede hacer una gran diferencia. Nos pusimos a la carga y comenzamos con el repertorio. Eran 19 temas y nos tocaba tributar a Megadeth, una banda que hacía poco se había presentado en Chile y queríamos hacer un listado de temas muy parecido a lo que Megadeth hizo en el concierto, pero con los temas que la gente reclamó que no se tocaron y sacando algunos que no eran tan importantes. Comencé diciendo:

- Partamos con "Take No Prisoners". Es más rápida y los dejamos locos desde el principio.
- Dale. - dijo Fernando - ¡1, 2, 3, 4!

Y comenzó el ensayo. Todo era perfecto. Se nos pasó volando el tiempo y cuando ya terminábamos teníamos muchas ganas de seguir tocando. Nada podía detenernos y ya sabíamos que todo sería espectacular. Pero faltaba la palabra de mi papá. Sabíamos que nos costaría convencerlo pero le dije a mis hermanos mi idea. Ellos aceptaron y como Fernando podía manejar y tenía su licencia, nada podría salir mal, a menos que a mi padre no le gustara la sorpresa.


El día del evento nos levantamos muy temprano. Los 3 habíamos dormido poco y mi padre no tenía idea de que ese día sería la tocata. Comenzamos a prepararlo todo y metimos los instrumentos en la camioneta de mi hermano. Los llevamos a la casa de un amigo de él que esa noche se presentaría a la tocata y volvimos a casa.
La hora del almuerzo ese sábado era la indicada para comenzar nuestro plan. Fernando le dijo a mi papá:

- Viejo, salgamos esta noche. Hace tiempo que no hacemos nada.
- No tengo muchas ganas, hijo.
- Ya pues, papá. Hace tiempo que no hacemos nada. Vamos a comer un completo y tomarnos una cerveza. ¿Qué te va a hacer eso?
- Bueno. Es verano. Igual hay que entretenerse en algo.

Todo había salido de acuerdo a mi plan. Mi papá había aceptado y mi hermano ya tenía los instrumentos en casa de mi amigo. Nosotros abríamos la tocata esa noche y debíamos estar antes que todos allí. A las 8 de la noche comenzaba y ya eran las 6 de la tarde. Nada debía salir mal. Andrés y yo nos fuimos a la casa de Javier, el amigo de Fernando, el cual nos llevó en su camioneta al centro donde sería el evento. Además llevábamos los instrumentos.

- Oye, Claudio. ¿Y el Feña? - me preguntó.
- Va a traer engañado a mi viejo. Ojala que le guste la sorpresa.
- Chuta. Ojala, o si no se va a enojar con ustedes por hartos días.
- Estoy seguro de que le va a gustar.

Llegamos por fin al anfiteatro. Todo estaba calculado y mi padre no tardaría en llegar. Ya eran las 7:30 de la tarde y apareció el Fernando.

- ¿Y? - le pregunte.
- Está afuera, ni se imagina lo que va a pasar.

Apareció entonces el productor del evento:

- ¿Están listos, cabros?
- Sí, estamos listos. - Dijo Andrés.
- Vamos a la prueba de sonido entonces.

La hicimos rápido pero sin dejar pasar ningún detalle. El micrófono debía sonar fuerte para poder controlar el tono de mi voz. Esperaba con ansias el momento de aparecer, pero estaba además muy nervioso. Se escuchó la voz por el alto parlante:

- Bienvenidos al cuarto evento Metalero del verano: "Heros Made Of Steel". - Todos aplaudieron muy fuerte y gritaron. El presentador continuó:
- Son 6 tributos a las mejores bandas de Rock del mundo. Comenzando la noche, una banda emergente formada solo por 3 chicos. ¡Atención! Tributando a las leyendas del thrash estadounidense, Megadeth, ellos son: ¡Mechanix!

Eran casi 5.000 personas aplaudiendo y vitoreando fuertes. Las luces se apagaron y comencé a tocar. "Take No Prisoners" era una canción que partía con una guitarra sola unos segundos y yo fui el encargado de abrir la noche con esos poderosos riffs de guitarra. Entramos saltando al escenario con Andrés, Fernando ya estaba en posesión de la batería y comenzó el espectáculo. Había cantado antes en el colegio, pero nunca había visto tanta gente pendiente de mi y de lo que hacía. Me encantó sentirlo y me dejé llevar tratando de hacerlo lo mejor posible. Nada podía salir mal. En medio del tema traté de divisar a mi padre. Luego de buscarlo logré verlo. Estaba muy cerca del escenario. Su expresión denotaba una impresión bastante grande. Era su hijo el que estaba cantando y sus otros dos los que lo acompañaban. Se levantó y comenzó a saltar con esos otros 5.000 metaleros, disfrutando cada nota de mi boca.
Fue una noche perfecta. Ni errores de sonido ni tampoco equivocaciones de mis hermanos. Todo había salido de acuerdo al plan. Bajamos del escenario y fuimos al encuentro con mi padre. Él llorando de la emoción nos dijo:

- Estuvieron increíbles. Perdónenme, por favor por no confiar en ustedes y hablar sin saber.
- Está bien papá. Todos hablamos sin saber a veces. - Dijo Andrés.
- No te preocupes, Viejo - dijo Fernando, sonriendo.

Nos abrazó y dijo:

- ¿Y cuándo tocan de nuevo? - Él no podía contener la emoción, pero nosotros tampoco, porque sabíamos que nuestro viejo había entendido lo que hacíamos. Se había disculpado y nosotros simplemente caminamos muy felices. Ese era el momento más feliz de mi vida, porque mi padre había entendido qué cosas eran importantes para mí.

*FIN*

sábado, 16 de agosto de 2008

El Castigo Perfecto

Sentado en su computador, revisando noticias de deporte, Tomás vio que su mujer tomaba su cartera, sus llaves y se preparaba a salir. Él preguntó:

- ¿A dónde vas, amor?
- Voy donde la Érika, Tomás. No me esperes despierto. Ella está de cumpleaños y lo va a celebrar hasta tarde.
- De acuerdo. Que te vaya bien, amor.

Y corto un beso en los labios selló su despedida. Tomás parecía estar bien, pero en el fondo sabía que ella iba a juntarse con él. Con el otro. Tomás no sabía quién era ese otro, ni tampoco estaba consciente de que él mismo lo había creado con sus celos enfermizos. Desde que era un adolescente que Tomás ha sido así con sus novias y es por eso que muchas de sus relaciones terminaron. Y muy mal. No eran pocas las discusiones que había tenido con su mujer por sus celos que poco a poco mataban la relación. Si bien ella estaba harta de sus constantes desconfianzas, lo amaba muchísimo.
Tomás fue por un trago mientras trataba de imaginar la escena de su mujer con ese otro. Aún sabiendo que solo se mataba más y más a si mismo pensando en eso. Se dijo en voz alta:

- Quizás con quién esté esa huevona. Si la llego a pillar le voy a sacar la cresta... ¡La voy a matar! No puede ser que me estés cagando con otro tipo. Te lo he dado todo - Bebió un sorbo de Whiskey, ese que Martín, su mejor amigo le había regalado para su aniversario de bodas número 9. - Por Dios. Cómo puedes hacerme esto, por la cresta.

Tomás cada día se hacía más y más daño. Toda esa rabia contenida la logró soltar cuando llegó su mujer a las 2 de la madrugada.

- Estuvo buena la fiesta parece.
- ¿Por qué estas despierto a esta hora?
- Te estaba esperando. Además no podía dormir.
- ¿No podías dormir? Estás curado, seguramente no ibas a poder dormir.
- ¡Bueno, te estaba esperando! ¡Dónde anduviste metida! - Dijo con un grito seco. Su voz rasposa y grave resonó en todo el departamento.
- No me grites, Tomás. No he hecho nada malo. Estaba donde la Erika, estaba de cumpleaños. ¿Acaso no puedo ir a ver a mis amigas?
- No me vengas con eso de la Erika No te creo nada.
- ¡Eso es problema tuyo, no mío!
- ¡No me vengas a decir eso, porque sí es problema de los dos!. ¿Con quién te metiste? ¿Estuvo rico?.
- No me hables así, Tomás, por favor. No he hecho nada malo. Solo fui a visitar a la Erika y estar con mis amigas. No sigas, por favor.

Aún sabiendo que Tomás armaba el mismo escándalo cada vez que ella salía, Solange seguía con él. Lo amaba más a que a nada en el mundo, pero cada vez estaba más y más harta de él.

- Si tanto mal te hago, ¿Por qué sigues conmigo? - Dijo él.
- Porque te amo. Por favor, amor, vamos a terapia con el doctor Jeria. Te lo suplico. Quiero ser feliz a tu lado, pero ninguno va a ser feliz con estas discusiones.
- No quiero terapia. No la necesito.
Tomás ni siquiera imaginaba lo que esa terapia podía lograr. El doctor Jeria, un médico de parejas muy prestigioso y reconocido en Santiago era especialista en casos de celos y aún así Tomás no quería ir.

- Amor... sí la necesitas. Ambos la necesitamos. Quiero seguir contigo, hemos sido muy felices, pero podríamos serlo mucho más.

Tomás se levantó con dificultad, la borrachera no lo dejaba caminar bien. Fue hasta la pieza de alojados, se acostó y se durmió inmediatamente. Solange quedó sentada sin saber si debía detenerlo o dejarlo ir. Solo levantó el vaso, lo llevó a la cocina y se acostó en su cama.
A partir de ese día, Solange comenzó a salir cada vez más, y a llegar cada día más tarde que el anterior. Ella lo hacía casi al propio, como queriendo matar de celos a Tomás. Él ya lo tenía harta y ese amor que alguna vez le tuvo, se apagaba cada día más.

________________

De esta discusión pasaron dos años y la cosa seguía peor para los dos. Tomás cada día más muerto por dentro y Solange cada vez menos enamorada de su marido. ¿Cómo es que una pareja que duerme cada noche en la misma cama puede estar a tantos kilómetros de distancia uno del otro? Era difícil saberlo, por lo menos en su caso. Tomás y Solange eran la pareja perfecta ante las amistades y comidas, pero en casa se hablaban poco y rara vez tenían una vida íntima.
Aún con esos celos enfermizos, Tomás nunca había llegado al extremo de seguir a su mujer o al de hacerle la vida imposible, pero poco a poco esto empezó a ocurrir. Cada uno tenía su auto y no era difícil hacerlo. Tomás estaba cada día más convencido de que su mujer tenía un amante. Su trabajo como policía le hacía fácil estar las 24 horas del día alerta a lo que pasaba.
Ya eran constante las escapadas nocturnas de su mujer y Tomás estuvo cerca de dos meses ideando un plan para encontrarla con las manos en la masa. Él ya sabía que ella se veía a escondidas con otro tipo, pero simplemente se hacía el desentendido y lo dejaba pasar, esperando ese gran golpe, en el que la encontraría in fraganti.
Una de las tantas noches, ella salió en su auto y estacionó cerca de un Motel a las afueras de la capital. Tomás la siguió en taxi para no levantar sospechas. Al tiempo que él veía de lejos observaba que muchos autos entraban y salían. Cuántas personas estarían all engañando a sus mujeres, a sus maridos y éstos sin saberlo. Tomás se puso en el lugar de todos, aunque según él ya lo estaba y le dijo al taxista que lo llevara de vuelta a casa. El taxista le dijo:

- Veo que tiene problemas.
- Creo que acertaste...
- Ni se imagina la cantidad de gente que nos pide que sigamos autos. Muchas de esas persecuciones acaban aquí: Moteles, Bares, Hoteles y cantinas. Algunos entran, otros se quedan en el auto y van a casa, como usted.
- Ni te imaginas lo que estoy sintiendo ahora.
- Si me lo imagino. Ya pasé por una situación parecida hace años. Estoy separado.
- ¿Y estás bien?
- Sí, fue hace años. No me aproblema hablar del tema.
- ¿Cómo terminó?
- Buena, la fotografié y entregué esas fotos en el juicio de divorcio. El juez me encontró razón y me quedé con la custodia de mis hijos. Le pegué donde le dolía.
- Supongo que tiene razón. Yo no tengo hijos, pero ¿sabe algo? Le pegaré mil palos, sin tocarle ni un solo pelo.

Dejaron de hablar y en poco tiempo estuvieron en casa. El taxista se despidió:

- Bueno amigo. Llegamos. Ahórrese la carrera, no se preocupe.
- Muchas gracias, señor...
- Martínez. Francisco Martínez es mi nombre.
- Mucho gusto, Tomás Valenzuela.
- Espero que todo le salga bien y mucha suerte. Por favor, no cometa una locura.
- Tranquilo, mi caballero. Todo va a salir como yo lo deseo.

Tomás se bajó y le hizo señas con la mano. Subió hasta su departamento y se sentó ideando su plan de venganza. Ya no eran pocas las veces que la había seguido y solo la había divisado de lejos. En ese momento se le ocurrió una idea. Sabía las consecuencias de ésta y simplemente se dejó llevar, ya que luego no tendría que pagar por ella.
Dos noches después de pensada su idea, Tomás tomó un arma. No era difícil conseguirla, pues debía llevarse el revolver a casa luego del trabajo. Bajó las escaleras y detuvo al primer taxi que pasaba por la calle.

- Siga a ese auto, por favor.
- ¡Ja, ja, ja! ¡Persecuciones! ¡Siempre quise que me dijeran eso!
- Pues hágalo.
- ¡Cómo no!

Y partieron en busca del auto de Solange. Un Peugeot del año color azul marino era difícil de identificar de noche, pero afortunadamente para Tomás, no lo perdieron de vista. El auto entró a un antiguo pero frecuentado Motel de la capital y como el Taxi no podía hacerlo, Tomás se bajó del auto y entró a pie. Le dijo al guardia que lo estaban esperando y que luego llamaría a un taxi para que lo fuera a buscar. Esperó afuera unos minutos pero logró ver el momento en que Solange entraba a la cabaña 7 del motel.
Tomás estuvo afuera casi 30 minutos, los suficientes como para que Solange ya estuviera en el lecho de su amante. Tomás fue hacia la cabaña y abrió la puerta silenciosamente. Él solo pensaba en sorprenderlos y que ella quedara impactada con su presencia. Los gritos de placer de su mujer se escuchaban desde el living de la cabaña. Tomás logró identificar el cuarto en donde todo se desarrollaba. Estuvo cerca de 10 minutos parado en la puerta preguntándose cómo su mujer podría haberle hecho eso. Tomás solo lo pensó un poco y entró. La vio a ella agitándose sobre su amante y se quedó observándolos. Ella se dio vuelta por la mirada fija de su amante y vio a Tomás parado en el centro del cuarto, frente a la cama. Ella se sentó en la cama y su amante también, ambos consternados por esta inesperada y extraña visita.
Tomás sacó el revolver de su cinturón y apuntó al amante de Solange. Pasó así un tiempo mirándolo a los ojos y luego desvió el cañón hacia su mujer. Ella solo respiraba agitada y nerviosamente. Tomás se quedó casi un minuto así, en silencio y pegado a su mujer. Nadie podía decir nada. No había palabras que decir. Tomás los miró a ambos y se llevó el cañón a la cien y apretó del gatillo sin pensarlo. Su cuerpo sin vida yacía en el piso de la cabaña en donde su mujer consumaba su infidelidad. Solange quedó sin palabras, absolutamente choqueada al ver las sábanas y las paredes manchadas de sangre. Ese era el justo castigo para una mujer que se burló casi dos años de su marido. ¿Por qué no decir la verdad cuando se puede? Ella escogió el camino más difícil y el más doloroso y gracias a eso, todo acabó así. Por lo menos ella aprendió a nunca más jugar con los sentimientos de sus seres queridos.


*FIN*

"Un Mal Final"

Llegué a la comisaría a las 3:47 de la mañana, aunque estuve hasta las 4 sentado en mi auto avergonzado de entrar. Aún en mi carro, comencé a recrear todo lo que había pasado para que no se escapara ningún detalle de lo que iba a decir.
Ella me había respondido mal en medio de una discusión y solo me digné a cerrar la puerta dejando nuestra conversación inconclusa. Me dijo que me amaba tratando de evadir el tema, pero no hice nada. La verdad es que fue mi mente la que no quiso escucharla. Salí de casa y sólo manejé sin rumbo, sin bajarme de mi antiguo y plateado Honda en los primeros 40 minutos de conducción sin destino.
Al llegar cerca de casa bajé, comí un Hot Dog en la esquina donde siempre le compro y converso con don Carlos y recapacité sobre las cosas que dije. Al volver a casa la encontré llorando en los brazos de Felipe. Vi que con toda malicia el trataba de besarla y tocarla, por que solo esperé en la puerta a ver que sucedía.
- ¡Siempre es lo mismo, Felipe! ¡Me trata como un perro! Sale quizás dónde y no vuelve hasta la madrugada. Es de cada vez que discutimos, estoy harta.
- ¿Cuántas veces te he dicho que ese tipo está loco? Debería irse de aquí.
- No hables así, es mi marido.
- Pues muy mal marido escogiste, Karen.
Vi que se la acercaba lentamente y le decía:
- Cuantas veces te di mi mano y no la tomaste...
Felipe le dijo unas palabras que ni a mi mismo en mi época de cortejos se me habría ocurrido pronunciar. Ella sonrió dulcemente, mirándolo a los ojos. Luego lo besó. Sentí un fuerte apretón, un desgarro en mi pecho. Solo recogí las llaves y salí lo más callado que pude. No me importaba si ella tenía sexo con él, así que les di el tiempo prudente para volver y encontrarla durmiendo y eso fue exactamente lo que sucedió.
La vi acostada, con el maquillaje dispersado por las lágrimas. ¿Que habrían hecho?. Fuese lo que fuese, no me importaba. Fui por un whiskey para calmar mis ansias y un cigarro para calmar mis nervios y lo vi todo muy claro. Ella no era lo que yo necesitaba. Tomé ese mp3 que mi hijo me regaló antes de partir a España y comencé a escuchar música. Todavía a mis 39 años no sabía como usarlo bien, pero si sabía que el rock me relajaba y me daba ánimo. Quise tomar mi guitarra pero la hora no era prudente. Comenzaba a tararear las canciones sin darme cuenta y ella despertó por el ruido.
- Quizás a qué prostíbulo te fuiste a meter...
- Déjame solo, por favor.
-¿!Ahora dices eso, después de pasar quizás por cuantas putas!?
- Solo déjame, no quiero seguir. - contesté con tono suave. Era cierto lo que decía. No tenía nada de fuerzas para discutir. Ella se acercó y me dió una cachetada. No recuerdo que alguna vez otra mujer me hubiese pegado tan fuerte.
- Eres un asqueroso. ¡Maricón de mierda! ¡La concha de tu madre!
Comenzó a golpearme el pecho con los puños. La tomé por las muñecas y la lancé hasta la mesa de centro hecha de vidrio que se quebró en mil pedazos.
- ¡No vuelvas a tocarme, perra asquerosa! - Le dije. Se levantó con dificultad. Llorando. Esas lágrimas ni siquiera me lograron conmover. Solo quería que se alejara. No era tanto pedir.
- ¡No me pongas las manos encima! - Continué - Maldito día en que decidí casarme contigo. Esto estaba muerto hace mucho tiempo.
- ¿Qué he hecho yo para que me trates así? - Dijo ella, con un dejo de dolor bastante notorio.
- Había vuelto para conversar, pero te encontré con Felipe arrimado encima de ti. Y no hiciste mucho por detenerlo, que digamos.
- Estaba mal...
- ¿Y las otras veces que estás mal, haces lo mismo?
- Creo que conoces la respuesta... ¿No?
Esas palabras colmaron mi paciencia. No daba crédito a lo que oía. Mi propia esposa engañándome cada vez que discutíamos. Yo nunca le había sido infiel a ella pero saber que ella cometía constantes actos de indiscreción, hizo que toda la furia que había contenido esa noche y todas las otras se fuera a mis brazos. La golpee en la cara tan fuerte que la palma de mi mano quedó roja.
- ¡Qué hiciste, huevón! - Me dijo, roja de ira.
- Te vas a arrepentir de haberme dicho eso.
Nada de lo que diga ahora podría remediar lo que hice. La tomé por el cabello y la llevé a la cocina. Comencé a golpearla cada vez más fuerte. Ni siquiera podía sentir sus gritos. Solo escuché un: ¡Por favor, no! , pero aún así no me importó. Tomé un chuchillo cocinero y traté de cortarle el cuello pero logró escapar a otra pieza. La seguí.
- ¡Sal de ahí! ¡A ver si tienes los cojones de decirme todo de nuevo!
- Por favor, ándate, huevón. ¡¿Qué Estay haciendo?!
Pateé la puerta tan fuerte que dio un rebote en la pared y se volvió a cerrar, pero pude abrirla con las manos.
- Nunca más vas a volver a hablarme así. ¿Me oíste? - Ella comenzó a llorar desesperada pidiéndome por favor que no hiciera nada. Me dijo:
- ¡Piensa en tu hijo, huevón!
El cuchillo estaba en mi mano, cubierto de sangre que era mía, pues me había hecho un corte en la mano forcejeando con ella.
- Él no tiene nada que ver en esto. La culpa es toda tuya.
Y la apuñalé en el estómago. Ella no gritó, solo miró la herida y me miró a mi, pero no me detuve. Seguí hasta que me cansé de acuchillarla, incluso cuando ella estaba ya muerta. Me senté en el suelo al terminar la faena. No daba crédito a lo que había hecho y lloré sobre su cuerpo sabiendo que estaba en serios problemas.
Me levanté del piso y la tomé en mis brazos. Abrí la bañera y la metí dentro con agua caliente para lavar la sangre de su cuerpo. Comencé a bañarla y a vendar las cerca de 15 puñaladas que le provoqué. La sequé y la rocié del perfume que a ella más le gustaba. La puse en nuestra cama y me puse a su lado, sin dejar de llorar.
! Todo estaba listo! Ya sabía lo que le diría al paco que me recibiera, así que bajé del auto y me dirigí hacia la comisaría para contar mi horrible crimen.

viernes, 15 de agosto de 2008

Solo Lean

Solo lean, amigos. Dense el tiempo de leer y de interpretar. Tomen un libro, léanlo hasta que su vista se canse. Tomen otro libro y hagan lo mismo. Nunca se cansen de leer. Es la mejor arma para la comprensión. Siempre lo necessitarán.
Saludos, TNS2